jueves, 12 de noviembre de 2009

MI CONFRONTACION CON LA DOCENCIA

Nuestra insatisfacción, el malestar docente, se encuentra en que optamos por el camino de la rutinización y ansiedad, del maestro técnico, ejecutor de prácticas ajenas y nos asumimos como burócratas de la mente. Dicho malestar es precisamente porque no logramos subirnos a la otra ruta: la de la pasión y el disfrute; la de la simbiosis teoría - práctica, el profesor como profesional, crítico, reflexivo, investigador; o un educador, que aprende a enseñar y a aprender, situación que implica un estudio permanente.
Pero ese malestar docente, además de los factores individuales, tiene que ver con las dificultades estructurales o externas que inciden en la docencia: la desvalorización de la profesión y como señala Giroux, los valores cruzados entre escuela y sociedad.
El profesor está sujeto y determinado a su contexto social, pero depende de la actitud que asuma podrá en cierta medida imprimirle su sello de identidad personal a su trabajo y el reto es asumirnos como intelectuales transformadores, gracias a un estudio permanente (teoría) y a una práctica reflexiva. Se dice fácil, pero el reto es asumirlo.
Cuando me inicie como educador (que fue prácticamente por ensayo y error) no tenía la más mínima idea de lo que es ser profesor, me preguntaba ¿qué tengo que hacer?, ¿como voy a transmitir los conocimientos?, ¿qué técnicas y metodologías hay que aplicar para darme a entender y comprender?
¿Cómo manejar la ansiedad para conducir el grupo a la reflexión y al interés por la clase, específicamente en el aspecto teórico.
Molestia en los cambios de los programas y planes de estudio. Más aún, si el modelo educativo cambia, nos molesta entrar a una pedagogía renovadora, porque según Peters estamos iniciados en procesos del pasado en el ámbito educativo.
Muchos de nosotros nos tuvimos que dedicar a la docencia por múltiples motivos, pero yo creo que el principal fue el obtener una fuente económica de ingreso la cual nos permitiera salir adelante con nuestras familias por no existir las oportunidades necesarias para desempeñarnos dentro de nuestras profesiones; pero también creo que una vez que conocimos el ambiente educativo se despertó en nosotros el deseo de seguir. Como dice Paulo Freire: “no se puede enseñar lo que no se sabe, tenemos que aprender nosotros para después ser educadores”.

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